miércoles, 12 de octubre de 2016

Genéricos llevados al extremo

Una vez al trimestre la gerencia del hospital nos hace llegar la lista de medicamentos que hemos prescrito. Siempre cumplo más que holgadamente el objetivo de genéricos que se me exige. Quiero aclarar esto antes de seguir escribiendo para que no se interprete que estoy en contra de la medicación genérica, al contrario.

Recientemente se me quejaba el representante de un antibiótico (más bien EL antibiótico) porque el hospital ha decidido utilizar el genérico en lugar del medicamento de su laboratorio, a pesar de que el precio es el mismo. La justificación de la gerencia era la política de genéricos, que exige utilizar un medicamento sin marca si existe, independientemente del precio.

En un medio como el nuestro, en el que las ventas de fármacos dependen fundamentalmente del único pagador, si esta actitud se extiende a todos los hospitales, ese laboratorio pierde por completo las ventas de este medicamento.

Como consumidor esporádico de omeprazol, pude comprobar la práctica desaparición de los medicamentos "de marca", a igual precio, respecto a los genéricos en las farmacias.

Supongo que un laboratorio farmacéutico, a la hora de fijar el precio de salida de un nuevo producto, lo calculará en función de los años de venta en exclusiva, más un remanente de ventas en los años en los que pueda convivir con los genéricos. Si en este periodo las ganancias prácticamente se reducen a cero, con el siguiente producto el precio se calculará solamente en función de los años de exclusividad; es decir, más caro.

Si el objetivo del fomento de los genéricos es el ahorro y esto se consigue con los precios de referencia, ¿por qué a igualdad de precio prácticamente desaparecen las marcas? ¿no será contraproducente a medio plazo?

Si algún lector considera estas reflexiones fruto de mi desconocimiento del mercado farmacéutico y la gestión, le agradezco que me lo haga saber en los comentarios sin excesiva dureza; así en la próxima visita podré responder al delegado "llorón".

domingo, 28 de agosto de 2016

Historia electrónica a la española

Recientemente leía un artículo en redacción médica que informaba de un trabajo científico en el que se estudiaba si la sustitución del papel por el ordenador resultaba satisfactoria para los médicos.

Estamos convencidos de que el uso de este tipo de herramientas informáticas bien diseñadas sirve para mejorar aspectos de la sanidad como la administración o la salud pública; además permite la recogida de datos para investigación de manera mucho más satisfactoria que el papel tradicional, garabateado con letra de médico. Es decir, seguramente sea mejor para pacientes y sociedad.

¿Entonces por qué los médicos no estamos contentos con el ordenador?. Independientemente de fobias o resistencias injustificables a la autoridad, lo cierto es que en mi vida profesional mi relación con el ordenador ha sido, verdaderamente, insatisfactoria.

Mi primer trabajo fue en un hospital en el que la informatización se inició en los años 90; los monitores eran de fósforo, por lo cual el uso de tecnologías basadas en la imagen era imposible, y la adaptación al entorno Windows fue difícil. Pero al menos teníamos en un solo sitio los informes de alta o los radiológicos. No era mal comienzo.

Posteriormente trabajé en un centro en el que se daba un hecho que he visto después repetirse como una constante en otros hospitales. El servicio de informática, poblado por grandes lumbreras con una “enorme" experiencia en este tipo de programas, creaba una interfaz con nombre rimbombante en la que se integraban, en el más espeluznante caos, accesos directos mediante infinito número de claves a radiología, análisis, informes de alta, etc. Muchas veces he pensado en la cantidad de dinero en forma de sueldos y material, la cantidad de horas de trabajo que se podían haber aprovechado para otras cosas y que cada hospital o servicio de salud ha desperdiciado para crear herramientas informáticas caseras, de las cuales hablaban con orgullo sus responsables, y que resultaban en un mar de ventanas abiertas en la pantalla de mi ordenador, con diversas claves (unas de cuatro cifras, otras de seis, otras de ocho, otras de cifras y números, etc, etc.) pero que me han permitido desarrollar una habilidad en el copia y pega solamente comparable con la que tengo para finalmente imprimir cantidades ingentes de volantes, informes y demás papeles que terminan, con frecuencia, en el sobre de la historia tradicional o en la caja de papel reciclado.

Supongo que IBM y los demás desarrolladores de programas y aplicaciones médicas cobrarán muy caros sus servicios, o que tenemos muchos cuñados y primos con la carrera de informática a los que enchufar. Pero, salvo honrosas excepciones, en cada nuevo sitio que voy concociendo se repiten los mismos errores. Y los profesionales están hasta hartos de perder el tiempo mirando pantallas para documentar lo que ven en el cada vez menor tiempo del que disponen para mirar sus pacientes a la cara.

Síndrome del quemado (Burn out).

viernes, 26 de agosto de 2016

Intimidad en la salud en tiempos amarillos

El 18 de agosto de 2016, Televisión Española difundió en varios de sus telediarios la noticia del asesinato en Calviá de un ciudadano extranjero. Las imágenes que acompañaban a la noticia mostraban los esfuerzos de reanimación llevados a cabo en la calle por personal del 112 y el traslado del paciente en plenas maniobras de resucitación hasta la ambulancia. En estas imágenes se observa al paciente con la cara y el torso, al menos, desnudos, siendo posible la identificación del mismo... además de que la noticia da suficientes datos acerca de su identidad [NOTA: No añado el enlace para no contribuir a su difusión].

Asistimos a una flagrante vulneración del derecho a la intimidad y a la propia imagen del paciente. El periodista o el responsable del Telediario podría alegar que las imágenes están tomadas en la vía pública y que por tanto no es preciso recabar el consentimiento de la persona filmada. Sin embargo, las excepcionales condiciones en las que se desarrolla el trabajo de los miembros del 112 impide proteger la intimidad del paciente dada la extrema urgencia; la única posibilidad de salvar la vida del mismo obliga a realizar estas tareas, en muchas ocasiones, a la vista de cualquier persona. Ética y legalmente, estas circunstancias no autorizan a filmar y difundir estas imágenes.

La defensa del derecho a la información no puede colisionar con el derecho a la intimidad de las personas; la emisión de la escena se opone a las normas básicas de la ética profesional médica y periodística, ya que ambas obligan a respetar los derechos a la intimidad y a la propia imagen. En este caso concreto, la emisión de estos contenidos sólo se puede calificar de obscena y sensacionalista. No aportan ningún valor al texto de la información y pueden considerarse completamente gratuitas.

Estos derechos se recogen tanto en la Constitución como en leyes como la L.O. sobre protección al derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen. Existen y están en la red para su consulta las instrucciones de ética del Consejo General de Colegios Médicos, que incluyen recomendaciones en este sentido.

Cualquier persona está expuesta a sufrir accidentes o situaciones que exijan una atención médica en la vía pública. La disponibilidad inmediata de medios de grabación por la ubicuidad de los teléfonos con cámara no puede justificar la emisión de esas imágenes. Cualquier medio debe ser extremadamente prudente con estas informaciones y emitir exclusivamente las imágenes que puedan aportar valor informativo respetando escrupulosamente los derechos de los pacientes. En cualquier caso sólo deben ser emitidos con expresa autorización de los enfermos y/o de sus familiares. El cumplimiento de estas normas básicas es exigible a cualquier medio periodístico, pero su observación debe ser exquisita en un medio público como Radiotelevisión Española.

miércoles, 15 de junio de 2016

Configurar el correo de Sacyl en tu móvil iPhone/iPad para 2016

El nuevo cambio de alojamiento en el correo corporativo del Sacyl obliga a reconfigurar el gestor nativo de iOS para recibir los mensajes. Como en una entrada anterior, describiremos el proceso completo y los nuevos ajustes. Los primeros pasos son comunes a los de la citada entrada: 


1.- En los "Ajustes" ir al apartado de "Correo, contactos..."


2.- Seleccionar 
Añadir cuenta


3.- Seleccionar 
Exchange


4.- Ahora cambian algunos datos de la siguiente ventana:



El correo se puede llamar igual que antes o con el NIF (ocho números y letra en mayúscula) en la zona que he marcado en verde.

La contraseña, huelga decirlo, es la de siempre de cada cual.


Descripción es el nombre que queráis que aparezca en la ventana de los correos. Si lo dejáis en blanco se llamará como la dirección de correo.

5.- A continuación ("siguiente") aparece una ventana como esta, que pide más datos, unos obligatorios, otros opcionales:




El usuario ahora cambia respecto a la forma de configurarlo con el alojamiento anterior. Ahora el usuario es NIF@saludcastillayleon.es. Os recuerdo, el NIF son ocho números y letra en mayúscula.

Recomiendo rellenar el servidor, porque si dejáis todos los datos opcionales en blanco en la ventana "siguiente" os lo pedirá:


6.- El servidor es ahora outlook.office365.com:


Como dije en el post anterior, a mí así me funciona, pero los duendes de Apple, Samsung y Cía. son muy suyos... Si da error, revisad primero la sintaxis, sobre todo la doble F de office, o cualquier letra o número que os baile, suele ser la causa.

He dejado de usar el gestor nativo de correo de iOS y empleo Spark. Con los datos de usuario, servidor y la contraseña, debería poder configurarse cualquier programa de correo y en cualquier plataforma, incluido android.

Espero vuestros comentarios.





miércoles, 30 de diciembre de 2015

3000 destinos, 600 millones



Este año se han ido de España 3000 médicos. A todo se le puede ver el lado bueno y llegar a considerarlo una buena noticia (es un 10% menos que hace un año), pero probablemente la visión más acertada no sea esta. El hecho es que un país en el que 7000 estudiantes terminan anualmente la carrera y que forma 6000 por la vía MIR obliga a la mitad a marcharse al extranjero para sobrevivir.

¿Cuánto cuesta formar un médico?. Según la confederación estatal de sindicatos médicos, 200.000 euros. Un cálculo sencillo: este año han "pasado la frontera" 600 millones de euros.

Como cuando hablamos de millones de euros me pierdo, he hecho un ejercicio sencillo: ¿Cuánto son 600 millones?

- Lo que cuestan todos los profesores de religión cada año en España.

- Lo que le costará a Francia todo el refuerzo del dispositivo antiterrorista después de los atentados de París.

- Una décima parte de los beneficios de las eléctricas en España en 2014.

- Se podrían construir 4 aeropuertos de Castellón.

- Las CC.AA. podrían pagar todas las becas de todos los niveles de la educación y aún sobrarían 150 millones.

- Se podrían pagar las subvenciones a partidos políticos en España durante 4 años.

- Con 600 millones se mantiene la casa real, sus actos, viajes y patrimonio, durante 12 años.

- Supone algo más de una semana de prestaciones de desempleo en España en 2015.

- Se podrían pagar los sueldos de las dos plantilla íntegras del Barça y el Madrid durante tres años.

- Se pueden construir y dotar dos hospitales del tamaño del nuevo de Burgos

Por tanto, dependiendo de con qué lo comparemos, 600 millones de euros podrían parecer una bagatela o un desastre. 

El coste económico es, para cada uno de los implicados, el menor de sus problemas y no deja de ser anecdótico. Se trata de una sangría que es económicamente, pero también y sobre todo social y personalmente intolerable. 

Puede ser un hecho coyuntural, pero dura ya unos años. Se impone urgentemente un replanteamiento de la situación por parte de las autoridades sanitarias y los representantes del colectivo médico para evitar esas 3000 historias anuales de fracaso del sistema.












domingo, 11 de octubre de 2015

La dieta mediterránea, ¿bañarse en aceite de oliva?



La sociedad de lo políticamente correcto ha convertido el término "gordo" en un insulto; es más propio llamarlo obeso y, el colmo de la corrección, sobrepeso. Pero un gordo es un gordo, y de diagnóstico oficial si su índice de masa corporal es mayor de 30 kg/m²

Fuera de esta anotación humorística, lo cierto es que la obesidad es un problema importante en todo el mundo civilizado y España no escapa a esta realidad. De hecho es uno de los países en el que el problema es más grave, sobre todo en lo que respecta a la obesidad infantil. Socialmente, un niño sano es un niño lustroso, colorado, relleno.

Obesidad en España, OCDE. http://goo.gl/zzvah9


Obesidad infantil en España, World Obesity, http://goo.gl/yBs0M

Los cirujanos en general "odiamos" a los gordos. En nuestro día a día somos testigos, sin ninguna duda, de que la obesidad influye decisivamente en los resultados de las intervenciones quirúrgicas. La obesidad provoca hipertensión arterial, problemas de movilidad, diabetes, infecciones tras la cirugía, etc. Empeora significativamente la calidad de vida. En las contadas ocasiones en las que conseguimos convencer a un paciente de la importancia de adelgazar, el agradecimiento suele ser inmediato. Estos pacientes disminuyen sus necesidades de ingesta de medicamentos, mejoran su movilidad, disminuyen sus problemas osteoarticulares, duermen mejor y otra serie de beneficios en su calidad de vida que agradecen como "efecto secundario" de la preparación para la intervención quirúrgica.

En España podemos pensar estar protegidos porque hemos "inventado" la dieta mediterránea. Incluso es "patrimonio cultural inmaterial de la humanidad". El problema es que de momento nadie ha querido definir la dieta mediterránea y divulgarla ampliamente; el concepto que tenemos es idealizado, más que basado en un conocimiento real de la misma. En el imaginario popular la identificamos con el aceite de oliva. Algo así como zumo de aceituna para desayunar en la tostada, para nuestras fritangas del mediodía, los huevos fritos por la noche en abundante aceite de oliva; y jabón del Mercadona al aceite de oliva para la ducha. No parece que esto nos vaya a permitir reducir la obesidad y mejorar la calidad de vida de la población.


Si es importante comer verduras, cereales, legumbres y aceite de oliva y beber vino, entre la dieta de mis abuelos identifico pocas te estas características. Más bien pasaban hambre y comían lo que había. Y entre mi dieta y la mis hijos, identifico un exceso de todo tipo de carnes, pescados, productos azucarados y de caprichos que me parece que la alejan bastante de la cacareada dieta mediterránea. Y el vino no suele estar en la mesa más que en ocasiones especiales.

Cuando mis pacientes me preguntan sobre dieta mediterránea y otros aspectos de su alimentación, me confieso ignorante. Soy capaz de recomendar verduras, evitar otro tipo de aceites diferentes al de oliva (pero sin mitificar a este) y sobre todo recomiendo platos más pequeños y realizar ejercicio diario. Para todo lo demás remito al endocrino

En internet el concepto dieta mediterránea cada vez es más "corrupto" y me recuerda a un publireportaje patrocinado por las casas de aceite y jamón, al estilo de la patraña del Actimel. Si bien los beneficios son conocidos, la mercantilización del concepto lo puede terminar por desvirtuar por completo. Las sociedades científicas deben de preocuparse por identificar en qué consiste el estilo de vida mediterráneo y cómo consigue sus beneficios y olvidarse de buscar logotipos para su página.

No crean que escribir esta parrafada no me supone un esfuerzo. Voy a ver si me almuerzo una tostada de pan con tomate y jamón con una copita de riojita rico. Saludos.


viernes, 9 de octubre de 2015

Salud, enfermedad; Vivir.

Ayer una pesada niebla de silencio inundó de tristeza el aire, haciéndolo denso y desagradable de respirar. Porque hace cuatro días, cuatro, aún compartíamos la alegría del encuentro fugaz con las preocupaciones del día a día, los enfados y las cargas de cada día. Y cuán nimias nos parecen ahora, nadando en esa densidad pastosa de la noticia.
Qué cruel es la enfermedad, pero qué difícil es recordar en la salud, aunque relativa, qué es lo importante y qué lo accesorio. Ánimo en tu desgracia; al menos el recuerdo de bondad, el poso de buena gente que dejas mientras vuelves, para que podamos volver a enfangarnos en la porquería del día a día olvidando lo que de verdad importa, te debe reconfortar.